miércoles, 30 de mayo de 2012

FUENTE DE LA SALUD




“El agua corre en las secretas fuentes que ya se van apagando en un hilo de plata. Hay una fuente de dos caños con un rústico balconaje de hierro y unos bancos de piedra desgastada. Más allá, en la glorieta de altos árboles que cabecean majestuosos en las tardes de estío, está la verdadera fuente –la Fuente de la Salud– con su alta pilastra y sus cuatro caños, ya ciegos…”

VALENTÍN BLEYE: Rapsodia de la ciudad abierta.

viernes, 25 de mayo de 2012

PARQUE DE LA CARCAVILLA


"El viejo está en su colmo funerario. Es una necrópolis suntuosa, repleta de mármoles, de cruces, de ornamentos y con esa exuberancia vegetal que sólo se da en estos macabros jardines...

Tiene el prestigio de sus viejas pompas -parece increíble, pero también los cementerios padecen tales vanidades- de sus recuerdos antiguos, de sus vericuetos exornados de cipreses, de mirtos, de sauces y bojes...

Sobre todo los cipreses del viejo cementerio son majestuosos. Ellos -como ancianos palaciegos de un Versalles poblado de espectros- tienen mil veces ensayadas sus mejores reverencias, al paso de los fúnebres cortejos y están ya un poco hartos de hacer cosquillas a la luna con su punta de lanza ceremoniosa...

Dentro de unos años el cementerio quedará clausurado y entonces es cuando será doblemente cementerio. Entonces comenzará a tomar importancia el otro, -su rival, el nuevo- que ya ha iniciado su competencia para ver quién devora más cadáveres..."

VALENTÍN BLEYE: Rapsodia de la ciudad abierta

domingo, 20 de mayo de 2012

MAURICIO WIESENTHAL


Mi querido amigo:

Soy Mauricio Wiesenthal y quiero darle las gracias por los fragmentos de mi obra que -de tanto en tanto- usted incluye en su extraordinario blog artístico. Sus fotografías son de una belleza que me conmueve. Hay en ellas oración de quietud y movimiento de ángel. Tiene usted la mirada leonardesca del reflejo y del espejo; pero unida a su fantasía surrealista y poética. En las lentes -cuando las maneja un corazón atento, respetuoso y sabio- sigue estando el Renacimiento que fue el tiempo dorado de la luz, la imagen y la mirada... Desgraciadamente, hoy también raposean pobres diablos que se ocultan detrás de las cámaras de cine, de televisión o de fotografía y nos dan una imagen violada de la belleza. Yo prefiero su mundo de respeto al misterio, al instante y a la revelación inesperada. Si un día, en sus viajes con la cámara, encuentra usted un manzano en flor, recuerde que esa imagen mágica -usted sabrá cómo mirarla- es necesaria para un tiempo que profana la belleza, en vez de repararla.

Debaxo del manzano
allí conmigo fuiste desposada,
allí te di la mano
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada...

(San Juan de la Cruz)

Le sigo desde hace años, pero hoy me decidí a escribirle para darle las gracias. Puede considerarme, además de admirador, amigo. Gracias por reparar tantos reflejos puros que lloran en las sombras solitarias y en los fondos confusos.

Mauricio Wiesenthal

jueves, 17 de mayo de 2012

PONTEVEDRA VI


"Pontevedra es, con relación a Vigo, lo que Madrid con relación a Barcelona. No tengo temor alguno en establecer esta relación entre Pontevedra y Vigo, porque la considero igualmente honrosa para ambas ciudades. En cuanto a su exactitud, ya verá el lector hasta qué punto logro justificarla. En Pontevedra predomina el elemento oficial, mientras que en Vigo predomina el elemento industrial. El Gobierno Civil, la Audiencia, la Diputación, el Instituto: he aquí los cuatro centros principales que sostienen la vida de Pontevedra. Una vida pequeña, pintoresca y blanda, que se parece mucho a la de Madrid. La vida de Vigo, por el contrario, es lo que, con un adjetivo patológico, suele llamarse una vida febril."

JULIO CAMBA: Playas, ciudades y montañas.

lunes, 14 de mayo de 2012

PONTEVEDRA V


“Pontevedra es un pueblo tristísimo, bonito, pero triste; tiene eso. Me esperaba mi amigo X, que me lo enseñó. En cuanto empiezan a hablar los gallegos, le entra a uno morriña de no sabe qué y unas irrefrenables ganas de ponerse a llorar. Mi amigo me decía, por ejemplo: «Esta es la iglesia de Santa María». Y sólo con esto me entraba una pena profunda, como si me estuviese comunicando una noticia lamentable, o dándome el pésame por alguna desgracia.”

ANDRÉS TRAPIELLO: Los hemisferios de Magdeburgo.

jueves, 10 de mayo de 2012

PONTEVEDRA IV


“Pontevedra, en conjunto, merece el nombre de ciudad monumental, pues algunos de sus edificios públicos, en especial los conventos, son tales como no se ven en parte alguna, fuera de España e Italia. Rodéanla murallas de piedra labrada y se alza en el fondo de una ensenada, en la que desemboca el río Lérez. Dícese que fue fundada por una colonia griega, cuyo jefe era nada menos que Teucer el Telamonio. En tiempos antiguos fue plaza comercial importante; cerca del puerto se ven las ruinas de un farol, o faro, que pasa por ser antiquísimo. El puerto, empero, muy distante de la ciudad, es incómodo y muy poco profundo. La comarca pontevedresa es de incomparable amenidad, abundante en frutas de todo género, especialmente en uvas, que en la estación propicia muestran, pendientes de las parras, su deliciosa lozanía. Un antiguo autor andaluz ha dicho que aquí se producen tantos naranjos y limoneros como en la campiña cordobesa; pero las naranjas no son buenas y no pueden competir con las de Andalucía. Los pontevedreses se jactan de que su suelo produce dos esquilmos al año y que mientras recogen una cosecha siembran la otra. Razón tienen para enorgullecerse de una tierra como la suya, pródigamente dotada.”

GEORGE BORROW: La biblia en España.

domingo, 6 de mayo de 2012

PONTEVEDRA III

“Alejándose imperceptiblemente de su asiento, la ciudad con su niebla se columpiaba en el aire limpio de la madrugada, se mecía como un péndulo lento, como un barco que navegase en un espacio quieto. Si al despegarse había hecho ruido –si la tierra se había quejado–, los ecos del ruido o de la queja habían emigrado ya por encima de la mar, a aquella hora tiernamente azulada: un gran silencio lo arropaba todo y lo colmaba, como si aquella luz creciente del crepúsculo fuese silencio-luz. Hasta que, de repente, sentí un rumor continuo e invariable, no de música, de furia: un rumor que ascendía y se acercaba. Miré hacia abajo. En la mitad del aire, equidistando de Castroforte y la llaga sangrante de la tierra, corría el tren aéreo que yo mismo había inventado.”

GONZALO TORRENTE BALLESTER: La saga/fuga de J. B.

jueves, 3 de mayo de 2012

PONTEVEDRA II


“–¡Pontevedra! –mugió un soñoliento viajero; y a su vez todos nos desperezamos y emprendimos la tarea de contar y recoger nuestros bártulos. El andén estaba desierto: solamente un hombre con galón de plata en la gorra y un farol en la mano iba presuroso de uno a otro lado: la sombra del tal dibujábase sobre el suelo blanquecino, alargándose y encogiéndose a los zarandeos de la luz con cierto ritmo funambulesco y fantástico. Media noche era por filo y la Selene de los revisteros dormía a pierna suelta, con ese sueño feliz que han dado en llamar de los justos, y tengo para mí que se parece mucho más al de los borrachos. La escasa luz de las luciérnagas eléctricas –porque es la ciudad gallega de ésas en donde todos los adelantos tienen cabida– iluminaba un vivero o sembrado de casas, nacidas aquí y allí, donde Dios quiso: la cosecha parecía malograrse, porque las desmedradas eran muchas más que las que habían espigado, hasta rayar en los dos pisos con guardilla. Con todo esto, las calles no me parecieron estrechas, altas y tortuosas, de ésas que tan simpático carácter y fisonomía arcaica dan a las poblaciones morunas como Toledo o Córdoba, pinto el caso. Ya lo he dicho: Pontevedra es ciudad moderna, y no tiene ya las encrucijadas y revueltas temerosas, donde un misterioso farolillo parpadea y oscila –como la pupila de un gato en las tinieblas de la noche– al pie del oscuro nicho que guarda con una leyenda piadosa el bizantino crucifijo o la borrosa imagen de un santo pintado de almazarrón.”

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN: Cartas galicianas (Colaboraciones periodísticas)

martes, 1 de mayo de 2012

PONTEVEDRA I


“Otro templo, aunque en ruinas, resultará inolvidable para el viajero. Nos referimos a Santo Domingo, que hoy sólo nos ofrece la esbelta cabecera de altos ábsides, cuyas ventanas ojivales son bellísimas. Santo Domingo, vestido de fina hiedra y con su bello rosetón de encaje, es una invitación para la poética melancolía. Entre sus ojivas pudieran resonar perfectamente los versos de Burns o las elegías de Shelley, que proyectarían el Spleen de sus almas por entre las piedras evocadoras del Museo arqueológico, que encuentra un perfecto alojamiento entre las también evocadoras ruinas. Este museo, cobijado entre ojivas y hiedra por las que anda suelta y orquestada la voz del viento en los días de temporal, es solemne colección de sepulcros históricos –el de Payo Gómez de Sotomayor, sonado embajador a la lejana corte oriental del Gran Tamerlán, entre ellos– de interesantísimas epigrafías prehistóricas y romanas, petroglifos, capiteles románicos, lápidas diversas y heráldicas en la que campean, entre otros, escudos feudales de los Andrades, Mariños, Pazos y Montenegros.”

JOSÉ MARÍA CASTROVIEJO: Galicia. Guía espiritual de una tierra.



"Las ruinas, bien iluminadas en la noche, con el encaje de la neblina en las ojivas, serían del gusto del vizconde de Chateubriand. Sorprende hallarlas en el corazón mismo de la ciudad, de la que son uno de los más bellos adornos. A su conservación va unido el nombre del ilustre arqueólogo don Casto Sampedro, quien recogía hermosas piedras que dormían en la tierra natal, a la vez que las canciones que iban por el aire, como aves, y las guardaba, para que pudiesen ser cantadas perpetuamente, en papel pautado."

ÁLVARO CUNQUEIRO: Pontevedra. Rías Bajas.